Reconectar

Había perdido la conexión

Hace un tiempo me di cuenta de que había perdido la conexión con mi hija mayor. Ya había llegado la pequeña y durante ese tiempo, me había dejado llevar por sus necesidades. Notaba que nos habíamos distanciado. Para ella no estaba siendo fácil. Pasó de estar conmigo a todas horas durante el confinamiento, a de repente tener que compartir a su madre con una bebé. Alguien que reclamaba atención todo el tiempo y con quién no sabía bien cómo relacionarse. Ella había cambiado y yo había cambiado, pero necesitaba de mi tanto o más que antes.

Antes del nacimiento de su hermana habíamos tenido muchas conversaciones sobre cómo cambiaría nuestra vida, sobre las demandas de un bebé y la falta de tiempo, y que todo eso no significaba que la quisiera menos. Pero claro, hasta que no llega la situación y la vivimos, desconocemos las emociones que pueden surgir o cómo reaccionaremos ¿No os pasa a vosotros?

En cierto modo, el desconectarme de ella fue la consecuencia de desconectarme un poco de mí misma. Todas sabemos lo que absorbe un bebé, lo que es natural, reclama brazos, alimento, consuelo… a todas horas del día y la noche. Por eso es fácil dejarte llevar por la situación, por el día a día, por las listas de cosas por hacer…y entonces, dejar de escucharte. Y ahí está el problema, conectar con las demás personas cuando no lo estamos con nosotras mismas, es complicado.

Pasito a pasito

Pasito a pasito hemos ido reconduciendo la relación. Hemos vuelto a conectar, ambas aprendiendo a relacionarnos entre nosotras, con la pequeña, las tres juntas, con papá… Este es un trabajo continuo porque ellas están creciendo y por lo tanto, cada día cambia su manera de comprender, interactuar y comunicarse.

Los primeros meses mi hija mayor tenía una muñeca que lloraba, comía y dormía, acaparando a mamá las 24 horas, o casi. Después la muñeca empezó a moverse por es suelo, pero seguía acaparando a mamá, papá y hasta a la perra. Pasaron los meses y empezó a caminar y a hacer monadas. ¡La cosa iba a peor! Ya no solo se llevaba la atención de mamá sino la de abuelos, abuelas, tías, primas, tíos, amigas… y para colmo ¡revolvía todas sus cosas!

Había llegado una intrusa a casa, a la que «tenía» que querer porque era lo que todos decían, y que no hacía más que jorobarla (Tú y yo sabemos que no lo hace con la intención de molestar a su hermana, pero ella no lo ve de la misma manera. No entiende por qué le pide que deje sus libros y no lo hace, o por qué pinta en sus cuadernos o se pone sus zapatos. Visto desde su perspectiva, es muuuuy complicado). Si has tenido hermanos o hermanas, seguro que puedes ponerte un poco en su lugar.

No importa cuánt@s hij@s tengas, siempre es tu primera vez, porque no se maneja igual la situación con 1, 2, 3, 4… Así que simplemente acéptalo y no te cierres al nuevo aprendizaje.

Puede que, igual que yo, tú hayas tenido un nuevo bebé, o que estés en un momento de mucho trabajo o que tengas que cuidar de algún otro familiar… Nuestra mente se deja llevar por miles de cosas y es importante traerla de vuelta a nuestro ser, a nuestras prioridades, a nuestro autocuidado.

¿Cómo conectar de nuevo?

Hay muchas maneras en las que conectar de nuevo contigo y con tus hijos o hijas, tengan la edad que tengan. Siempre es un buen momento para fortalecer el vínculo o incluso recuperarlo. Si no lo hacemos, la convivencia empeorará y a medida que pasan los años, será más difícil reconducirla.

Escucha activa

Escuchar es algo que deberíamos hacer continuamente, pero muchas veces solo “oímos”. Escucha lo que te estás diciendo, lo que te dice tu cuerpo, lo que te dicen tus peques, lo que hay detrás de ese enfado o ese llanto. La escucha activa va más allá de prestar atención a las palabras. Requiere centrarse en la otra persona, en lo que dicen sus palabras, sus gestos, su tono. Es entender lo que dice con y sin palabras.

Para llegar a un nivel alto de escucha activa, es necesario practicar. No hay recetas mágicas, será la práctica la que nos ayude a captar todo lo que quieren comunicar las personas que nos rodean.

Os dejo aquí un link sobre la importancia de saber escuchar https://youtu.be/LtMQDPAnauE

Empatiza

Ponernos en el lugar de la otra persona es una herramienta muy potente a la hora de comprender su comportamiento. No es fácil. Pero todos llevamos cargas que nos hacen actuar de determinada manera, así que empieza por empatizar contigo, y después con quienes te rodean. Si eres capaz de entender que tu hija sufre por no estar contigo todo el tiempo que quiere, o por algo que ha sucedido en el cole, o porque no sabe cómo expresar una determinada emoción, te será mucho más sencillo mantener la calma ante un comportamiento que no te gusta.

Abrazos y besos

No te olvides nunca de establecer contacto físico. No solo porque tus hijos e hijas lo necesitan sino porque para ti, también es importante. Está totalmente comprobado los beneficios que tiene el contacto físico consentido para nuestra salud, mejoran la circulación, segregamos dopamina y oxitocina, nos aportan calma, reducen el cortisol (estrés)…

Puede que haya momentos en que tu peque no quiera ese contacto, respétalo, pero quédate cerca y haz saber que estás disponible para ofrecer un beso o un abrazo cuando lo necesiten.

Dedícate y dedícales tiempo «de calidad»

Seguro que últimamente has oído mucho hablar de esto, pero no es una simple moda. Lo cierto es que hay que recordarlo porque ¿Cuántas veces has estado “jugando” con tus hij@s con el móvil en la mano o pendiente de él? ¿Cuántos paseos has dado pensando en la lista de cosas que tenías que hacer al volver a casa? Yo me he visto ahí, estaba pasando muchas horas al día con mi hija pero en realidad mi cabeza no estaba con ella, sino en todas las cosas que “tenía” por hacer antes de que se despertase la pequeña.

Tu elección final

La desconexión nos pasa factura, a nuestras relaciones, a nuestra salud… El peaje que pagamos por no prestar atención suele ser muy alto y está en nuestra mano cambiarlo. No siempre sabemos cómo, pero tenemos la posibilidad de encontrar herramientas que nos ayuden, ya sea asistiendo a talleres, leyendo libros o mediante una consultoría o terapia si hace falta. Caminos existen, solo necesitas encontrar el correcto para ti.

0 likes
Prev post: Comunicarse bien o mejorNext post: ¿ALABAR o ALENTAR?

Related posts